En este largometraje, el profundo impacto del sistema de escuelas residenciales del gobierno canadiense se transmite a través de los ojos de dos niños que se vieron obligados a enfrentar dificultades más allá de su edad. Cuando eran niños, Lyna y Glen fueron sacados de sus hogares y colocados en internados administrados por la Iglesia, donde sufrieron años de abuso físico, sexual y emocional, cuyos efectos persisten en sus vidas adultas. We Were Children da voz a una tragedia nacional y demuestra la increíble resistencia del espíritu humano.